Hoy quiero escribirles sobre la comida de apapacho. La verdad es que hoy desperté medio tristona: ante una circunstancia como la que vivimos es importante saber que hay días buenos y otros no tanto. Ninguno de nosotros esperaba esto y está bien reconocer tus sentimientos ante la incertidumbre, cualquiera que estos sean y en su volubilidad.
No creo en esos dichos cursis de que “la comida es amor”, pues al conocerla más y más sé que es placer, pero también desigualdad; que es hedonismo, pero también elitismo; que es abundancia, pero también explotación. Sin embargo, en sus tantas aristas, hay una que me fascina y que viene ad hoc con la búsqueda de alicientes en la pandemia: el apapacho a través de lo que nos llevamos a la boca.
Hace tiempo escribí sobre la neurogastronomía y lo que el doctor Gordon M. Shepherd, neurobiólogo de la Universidad de Yale, ha estudiado durante varios años cómo funciona el cerebro cuando comemos. Él descubrió que lo que determina, en gran medida, el placer por un alimento es el olor y no sólo el sabor, así como también la imagen y valor cultural de eso que se come y puedes leer esa nota en este blog.
Comida de apapacho: ¿cuál es la tuya?
En México la palabra “apapacho”, así como su verbo “apapachar” son coloquiales y cercanas. Un apapacho involucra un sentimiento intenso de amor y cuidado, de reciprocidad. Cuando alguien está triste, lo “apapachas” no solo con abrazos, sino con escucha activa, con entendimiento; cuando demuestras tu afecto “apapachas” a alguien con un regalo; alguno de estos son comida.
Levante la mano quien tiene o tuvo una mamá, papá, abuela, abuelo o familiar “apapachador” que te daba sopa, un chocolate o un café calientito. “Apapachar” es una palabra que tiene su origen en el náhuatl y proviene de papatzoa, que quiere decir “ablandar algo con los dedos”, aunque el significado figurado que se le dio es el de “abrazar con el alma”. ¿A poco no es algo poético y hermoso?
El pan es mi comida de apapacho, cuando me siento bajoneada me abraza y me dice “todo pasará”. Desde que soy niña tomar café con pan (y “chopearlo” al menos dos veces al día, como dicta la veracruzaneidad de mis orígenes familiares) era placer diario. Piensa, ¿cuál es tu comida de apapacho?
Cada quien tiene su comida de apapacho
Tal y como lo hice con la historia de ¿A qué sabe el amor, el desamor y el deseo? lance esta pregunta en mis redes y la respuesta fue inmediata: cada quien me daba una respuesta distinta, personal, entrañable. Sí hace eco la palabra “comida de apapacho” y estas son algunas respuestas:
Date chance
Ya te conté de cómo comer sano y cuidar tu sistema inmune, así como de seguridad alimentaria ante el COVID- 19; ahora te sugiero que si andas ansioso, enojado, nervioso, triste o si simplemente quieres darte un gustito, tómate un respiro y consiéntete con algo que te guste comer: el auto cuidado es fundamental en la vida y esta es una de las tantas maneras de hacerlo (también aplica si quieres consentir a alguien que quieres: los actos de amor son necesarios de manera cotidiana).
Eso sí: recuerda evitar los “atascones” que te hagan sentir mejor un rato y dañen tu salud. La frase de “nada con exceso, todo con medida” también aplica aquí y hoy más que nunca debemos hacer conciencia de que, efectivamente, lo que llevamos a nuestro cuerpo es nuestra medicina.
Cocinar en casa durante esta contingencia te dará varias ventajas: controlar la higiene de tus alimentos, aprovechar al máximo todos los ingredientes, cuidar el gasto mensual, mantenerte entretenido, comer delicioso y saludable, conocer tus habilidades culinarias y hasta consentir a quienes viven contigo, si es el caso, o a ti mismo si vives solo.
También puede interesarte
Comidas solidarias: alimentos saludables en tiempos de crisis
Cuéntanos y hasta compártenos tus recetas.
¿Tienes alguna comida de apapacho favorita?
Periodista. Fanática de la comida, el mezcal, la música, los viajes y las artesanías. En este blog te cuento más sobre las cocinas y las culturas de México. A través de historias, fotografías y videos, me encantará que conozcas personas y lugares. Cuéntame, ¿qué te gusta comer y hacer?