Doo Yachi fue la exposición de Ana Hernández, que se exhibió en 2018 en la Galería Quetzalli, de la ciudad de Oaxaca (Constitución 104, colonia Centro), y que a través de 13 piezas que la conforman ayudó a entender más esta región oaxaqueña, desde diferentes perspectivas. Foto: Mariana Castillo
El significado en zapoteco de «doo yachi» es «hilo dorado» y este es el tema conductor de la muestra. “El oro es importante en el Istmo, no como un valor económico, sino que representa pureza y legado. Está presente y es un bien común que puede sacar a una familia de un apuro”, explica. Foto: Mariana Castillo
Olotera: cartografía de la cultura del Istmo. Una de las piezas es un mapa del Istmo de Tehuantepec construido a manera de este desgranador de maíz que es utensilio básico en su lugar de origen para preparar tamales, tortillas, totopos, gueta bi'ngui' —una gordita de maíz martajado, camarón seco, chile y manteca—, entre otros alimentos que se consumen en la región. Foto: Mariana Castillo
El bordado es fundamental en la cultura del Istmo. “Es muy importante que una mujer istmeña tenga un traje para que en cualquier celebración, en cualquier fiesta del barrio, lo muestre”, dice Ana. Su mamá es bordadora y confeccionaba el toque final de estos atavíos especiales. Su estética textil se refleja en piezas como Guie' Yaachi (I y II) y Nduu Yaachi, con muestras de los diferentes tipos de cadenilla istmeña, formas geométricas, así como la inspiración en la naturaleza en abstracciones floridas. Foto: Mariana Castillo
El corozo es una planta de forma ovalada que se usa para los ornamentos de Semana Santa. En en Doo Yachi se transformaron al cubrirse de cerámica de alta temperatura y vestirse de hoja de oro brillante. Foto: Mariana Castillo
La lluvia de oro de papel metálico es parte del tocado de la mujer istmeña y Ana representa en forma de cortina extendida y amplia que destaca al centro de la galería. Foto: Mariana Castillo
Jicalpextles, esencial en la cultura del Istmo. Esta variedad de jícara adornada, también conocida como “jícara laqueada”, es usual en las regadas de frutas y dulces en las velas, el nombre que se le da a las fiestas istmeñas. Para la muestra artística se cubrieron con una hoja de oro dándoles otra función estética y ornamental. Foto: Mariana Castillo
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